Dentro de las Crónicas de Nauzet

Comencé a escribir Las Crónicas de Nauzet con diecisiete años, como una historia de zombies y supervivencia. Así, se puede ver una evolución en cada capítulo, evolución desde una escritura y un pensamiento juvenil hasta uno adulto y cruel. Se convirtió entonces mi proyecto en una reivindicación política y geoestratégica ante la actual crisis que vivimos. Imaginé uno de los futuros más negros para la clase obrera y para los españoles en general, a costa de una Europa más unida e integrada, sin estados nacionales y con la preponderancia alemana, como si de un desgarro del III Reich se tratase, cambiando la cuestión judía por la de los trabajadores y los pobres.

Más que nada, planteo una crítica a la sociedad que está dentro de la caverna de Platón, sin hacer nada ante lo que ocurre mientras más nos oprimen. Por eso hay algunos personajes incrédulos ante los acontecimientos que se dan.

A esta cuestión política de ficción, así como económica y social, se le une la interacción entre los distintos personajes juveniles que protagonizan la historia. Hay amistades fuertes, otras más débiles, personajes que nunca habían contado en la sociedad y que ahora se convierten en líderes. Hay amores. Amores imposibles. Amores que fueron y que ya no son. Amores que son y que se corrompieron. Amores nuevos. Amores urgentes ante lo que ocurre. Policías desertores que apoyan al pueblo. Lazos familiares que no se pueden romper.

En definitiva, planteo una gran variedad de tópicos reales en una historia de ficción política y fantasía, juvenil a la vez que adulta. Una historia que cambia la vida de todos en cuestión de días y donde las decisiones que se tomen influirán en la vida futura de cada protagonista...